Construir otra Europa pasa por el compromiso

Romper la apatía, la indolencia y el desapego, es fundamental para el cambio que debe operar en la gobernanza de Europa y en sus instituciones. Es necesario para despertar y recuperar la política contra los que organizan el silencio y los que conspiran para la indiferencia que tantos beneficios les ha reportado. Ignorar no es un derecho, y claudicar no es una opción. Es el momento de posicionarse, de dar un paso al frente, de hacer política, una política colectiva. Y es que, sólo cuando pensamos en términos de reciprocidad es cuando aparece la compasión, y sólo entonces, podemos hablar de humanidad, de ciudadanía, de política en mayúsculas. 

Sólo desde un movimiento vertical, de abajo hacia arriba, se puede construir otra Europa, la de los ciudadanos. Diseñar instituciones que ayuden a los individuos y no a las entidades financieras. Diseñar un modelo político y económico que garantice la justicia, unas instituciones al servicio del pueblo generando confianza, participación, e interiorizando una institucionalidad que da respuesta a las demandas ciudadanas. Otra cosa, es dar continuidad al actual sistema, fuente de desigualdades y de los problemas de la ciudadanía europea, y ello pasa inexorablemente por el activismo civil, social y político.